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Distorsiones cognitivas

Última actualización el domingo, 28 de abril de 2024.

 

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Las distorsiones cognitivas son patrones de pensamiento irracionales o sesgados que suelen generar interpretaciones distorsionadas de la realidad, afectando la forma en que percibimos y procesamos la información. Estas distorsiones pueden tener un impacto negativo en nuestras emociones, comportamientos y decisiones.

Distorsiones Cognitivas: Comprendiendo la Influencia de la Mente en la Percepción

Las distorsiones cognitivas son errores sistemáticos en el procesamiento de la información que pueden llevar a interpretaciones inexactas de la realidad. Estas distorsiones pueden tener un impacto significativo en cómo percibimos el mundo que nos rodea y en cómo interactuamos con él.

¿Cómo se Originan las Distorsiones Cognitivas?

Las distorsiones cognitivas pueden tener sus raíces en diferentes aspectos de nuestro funcionamiento cognitivo. Factores como experiencias pasadas, creencias arraigadas, emociones intensas y sesgos perceptivos pueden contribuir a la formación de distorsiones cognitivas.

Tipos Comunes de Distorsiones Cognitivas

Existen numerosos tipos de distorsiones cognitivas documentadas en la literatura científica. Algunos ejemplos incluyen la generalización excesiva, el pensamiento polarizado, la minimización/maximización de aspectos de una situación y el filtro de lo negativo.

Generalización Excesiva: Tendencia a sacar conclusiones generales a partir de un único incidente o de evidencia limitada.

Pensamiento Polarizado: Tendencia a ver las situaciones en términos extremos (todo o nada), sin considerar matices o puntos intermedios.

Minimización/Maximización: Tendencia a minimizar los aspectos positivos de una situación y a maximizar los aspectos negativos, o viceversa.

Filtro de lo Negativo: Tendencia a prestar más atención a la información negativa que a la positiva, lo que puede distorsionar la percepción global de una situación.

Identificar y comprender estas distorsiones cognitivas es fundamental para aprender a cuestionar y reevaluar nuestras interpretaciones de la realidad. Al hacerlo, podemos desarrollar una mayor conciencia de nuestros procesos mentales y mejorar nuestra capacidad para percibir el mundo de manera más objetiva y precisa.

 

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